Plaza Mayor de Puerto Lápice
Punto de encuentro para vecinos y visitantes
La Plaza Mayor de Puerto Lápice es el epicentro en torno al cual se articula la vida de nuestra localidad. Se trata de una bella plaza manchega que cuenta con dos alturas de madera.
En ella se celebran fiestas, teatros y bailes dándole el uso que poseía ya en su diseño primigenio ya que reproduce a la perfección un antiguo corral de comedias.
Su combinación de tonos blancos y color almagre la convierten en un marco único en el que todo aquel que la visita no puede resistir la tentación de fotografiarla.
¿Molinos o Gigantes?
Sube a la Sierra de la Sierrecilla y descubre su majestuosidad
Nuestros molinos son conocidos por ser los que inspiraron a Cervantes para escribir la aventura de los gigantes. Vigilando desde su altura todo le municipio, en la actualidad se convierten en una ruta fantástica para hacer senderismo y disfrutar de las increíbles vistas que nos ofrecen.
En la actualidad se está restaurando el mecanismo de uno de ellos para volver a ponerlo en marcha y realizar moliendas anuales de manera tradicional.
Las Ventas de Puerto Lápice
Debido a nuestra ubicación de paso, desde la antigüedad nuestra localidad se convirtió en un sitio perfecto para establecer Ventas en las cuáles se reunía toda clase de gente y condición para pasar sus noches.
Prueba de ello son las muchas ventas y corralas que aún hoy se conservan manteniendo su estructura original, y que todavía hoy continúan dando servicio permitiendo a los visitantes disfrutar de la gastronomía castellano-manchega.
La mezcla de blanco y nuestro azul manchego tan típica de nuestra arquitectura se viene realizando desde hace siglos debido a motivos que puede que no conozcas:
El uso del blanco encalado facilitaba el aislamiento al reflejar la radiación solar y evitar que los muros absorbiesen más energía calorífica, además la cal y su poder antiséptico suponían una ventaja a la hora de evitar infecciones.
El azulete de los zócalos evita un rápido deterioro debido al roce, que en la antigüedad se debía a sobretodo al paso de los animales. Además, ayudaba a la superstición de origen mediterráneo, de ahuyentar al demonio y que los males no entrasen a la vivienda.